jueves, 16 de enero de 2014

VILLAFRANCA DEL BIERZO


La primera sensación que se tiene al llegar a este bello paraje es la de pisar un suelo especialmente sagrado. Esta villa debe su desarrollo, en gran parte al Camino de Santiago.

 
 
 

 Esta es una de sus muchas calles peregrinas. Con balcones llenos de flores y donde se encuentra la Calle Del Agua, famosa por sus palacios y escudos nobiliarios.



El castillo de Villafranca construido en el s.XVI  por don Pedro de Toledo  Marqués de Villafranca.
Es una pena que no sea visitable, ya que se trata de una propiedad privada.


Pero aún así, una no puede dejar de pasear a su alrededor y fascinarse con sus torreones coronados por almenas. No escuché ningún grito de princesa esperando a ser salvada.
 
 
 
 Iglesia de San Francisco, antiguo convento franciscano del s.XIII.

 
 








 
 Detalle de la puerta del perdón, perteneciente a la iglesia de Santiago. Se aprecia el arte románico del s.XII. Consta de una sola nave en la que el ambiente invita a la retrospección. Produce una sensación de paz extraordinaria y no apetece seguir. Es como si el lugar dijera ¡quédate aquí!
Ante esta puerta, tiene el privilegio los peregrinos enfermos de obtener el perdón, si no pueden continuar el camino, cumpliendo una serie de requisitos, que desconozco.





Puerta del perdón.





 Convento de San Nicolás. De estilo barroco s.XVII. En sus orígenes fue colegio de la Compañía de Jesús. Después fue Diputación Provincial. La imagen en la hornacina es de San Ignacio de Loyola.



Por cualquier parte por donde pises hay historias, tanto de peregrinos como del lugar en sí. Por supuesto tiene muchas más cosas que ver y disfrutar. Las terrazas de la plaza Mayor invitan a tomar un refrigerio sin prisas. Eso sí, hay que ver esta villa con tranquilidad. El Parador Nacional de Villafranca es un lugar ideal para el descanso.

¡FELIZ PASEO!