lunes, 12 de junio de 2017

EL PÁJARO AZUL




      Aquella noche soñó que un pájaro azul se colaba en su alcoba. De súbito quiso entrar en lo más profundo del armario. Le hizo un gesto con la mano diciendo ¡eh pájaro bonito sal de ahí! Y se posó en la lámpara justo encima de la cama de matrimonio. Sacudió el cuerpo del esposo, pero este permanecía dormido con el sueño del guerrero que se sabe amado. Tranquila su respiración, su rostro relajado, su cuerpo extendido entre las sábanas de satén. El pájaro les miraba, tenía aspecto de objeto de porcelana con filigranas de Talavera de la Reina. Desde la lámpara quieto, les observaba. No emitió ningún sonido, nada salía de su alma. Ella decidió abrir la ventana de par en par para que el pájaro saliera ileso. Pero el extraño pájaro no quiso marcharse.
Mientras dormían cada uno su sueño o el sueño los tejía a los dos se asomó descalza al vacío y pudo comprobar que la fachada de su hogar se hallaba repleta de nidos de otras aves.
El pájaro azul seguía allí y la confundía con su presencia. Al cabo levantó un ala y pudo ver que tenía una herida. Se mesó el plumaje  con su pico azul y la herida desapareció.
Despertó, y pudo comprobar que su marido ya se había ido. El ruido de un motor alejándose le decía que partía al trabajo como todos los días. Sentándose entre almohadones estampados de selva  empezó a preguntarse ¿Por qué el pájaro azul se quedó encaramado en la lámpara? ¿Por qué no voló? ¿Por qué se quedó dentro de su cabeza mirándola sin pudor?

Recogió su sombra y sus latidos de corazón y se desvaneció en la conciencia del día con los ojos bien abiertos.