Los leones, cuando caen heridos, o de viejos, piden clemencia a la manada y ésta, que entiende que ya cumplió con su papel de rey cuando fue dueño de todo, territorio, progenie y leonas, le ningunean, o le vencen en combate. Si queda malherido se aleja del grupo y posiblemente muere y es devorado por otras alimañas. Si perdió su fuerza morirá porque las leonas no cazarán más para él.
Las personas nos apiadamos de la vejez, con toda su debilidad y dignidad. Pero cuando una persona en el clímax de su juventud, fue un tirano que nunca amó ni a su pareja ni a su progenie, la disposición de ánimo es otra. Las leonas, aún en la debilidad y vejez del tirano, siguen ocupándose de él, por caridad, pero no por amor filial.
Los leones son más dignos.
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