¿Siempre?
No, no siempre.
A veces se quedan los versos inmersos en su corazón.
Moran allí proporcionándole vida y salud poética.
No todos los estados del ser se describen con palabras.
No hay gramática para tales momentos
ni expresiones cabales que los eternicen.
A veces la poeta calla.
Su mudez no es olvido del mundo
sino olvido de si misma
mente expansiva que va más allá del verbo.
Quien sabe de silencios
no amenaza,
no profetiza arrepentimientos
ni vueltas alrededor de un mismo tema.
No hunde al vate en el anatema.
Quien sabe de silencios, comparte, calla y paciente espera.
© Iolanthus
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