La condición de "ser humano" tanto si fue creado como si no, implica que está limitado por el velo de la ignorancia. Esta comprensión de su límite y finitud (muerte) implica un sentimiento de soledad y al no entenderla, al no soportar ese vacío busca un dios; éste está por encima de todo o está en nuestro interior, cual espejo donde mirarse, a falta de entender su presencia o verle. <<Mas como nadie es perfecto, necesitamos los dioses >>
Carl Gustav Jung.
Así que se inventaron los ídolos y se sacralizaron sus imágenes. Donde está la figura sagrada se pone el alma en sus manos. Oramos, rogamos, queremos llevarnos bien (en el mejor de los casos). La plegaria se hace necesaria; mediante la palabra verbalizada en voz alta o en nuestro interior se invoca su presencia.
Los místicos buscan esa presencia continuamente:
<<¿A donde te escondiste amado?>> <<Descubre tu presencia, y máteme tu vista y hermosura; mira que la dolencia de amor no se cura, sino con la presencia y la figura>>
San Juan de la Cruz.
No pueden vivir sin ese anhelo de Dios y eso en sí, ya les hace un poco más divinos. Sin ese anhelo están vacíos.
En la materia que somos habita el ego, la conciencia de ser es otra materia con distinta configuración, la esencial de la verdadera vida, aquella que nos hace libres.
Según Ramana Maharshi, sólo la consciencia del Sí -Mismo es lo que da la auténtica felicidad.
<<Yo no soy cuerpo; soy más. Yo no soy mi habla, mis órganos, el oído, el olfato; eso no soy yo. La mente que piensa tampoco soy yo. Si nada de eso soy, entonces ¿ quién soy? La conciencia que permanece, eso soy.>>
Se le nombra conciencia o Dios, llámesele como se quiera.Que somos algo más que burda materia, de eso estoy segura.
IOLANTHUS