Se acerca la noche...
Un lobo negro viene a verme.
Sus afilados colmillos brillan a la luz de la luna.
No quiere asustarme
sólo advierte que llega el invierno.
El lobo azabache aúlla
su lamento. Sólo un criatura como él lo sabe hacer
en armonía con el viento y la vida.
No va a seguir acompañándome
no seguirá viniendo hasta mi.
Los espíritus de la luz le llaman,
le susurran que su trabajo se está terminando.
No le queda mucho
así lo atestiguan sus huellas en la gélida nieve
cada vez menos profundas
efímeras, volátiles como si su cuerpo
fuera ya etéreo.
-Aquí está el invierno besando los rostros-
me advierte
El agua escarchada moja mi cara.
-¿Qué haré yo sin su presencia y fortaleza?
-¡Chiquilla egoísta déjame partir!-
Así ha gruñido.
Su cubil ya estará lleno de hojas secas
le esperarán haciéndose cama
se mullirán para abrigar su cuerpo peludo
hasta que exhale su último sueño
en el que mi corazón
se habrá desprendido de sus suaves garras.
IOLANTHUS
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