De qué sirven las lágrimas
Este blog es de poesía, cuentos, relatos, un poco de todo y de todos los temas que vayan surgiendo. Yukio Mishima decía: Era un extraño momento aquel en que una imagen surgía de un sueño para penetrar en la vida cotidiana, una realidad que procedía de una abstracción, un poema que se torna corpóreo(...) Surge en ese corazón un ansia de darle forma y así cobrar vida.
domingo, 19 de diciembre de 2021
DE QUÉ SIRVE
martes, 16 de noviembre de 2021
RECICLAJE
Mi casa es un lugar de reciclaje.
Guardo lo útil y desecho lo que no sirve.
A veces alguien trastoca en los residuos y quiere deshacerse de cosas que a mi me valen.
A veces alguien persiste en quedarse y lo consigue.
Creí haber terminado una conversación y sigue a pesar mío.
Reciclo palabras
A-mor, sin muerte, por mor,
more, more, more how do you love me?
Mi casa está desnuda
se ven las paredes de ladrillo rojo
veloz viene un camión y se lleva la pared por delante.
Salgo al exterior.
La calle que rodea mi casa es un lugar de construcción, se hace y se deshace sin parar.
Tengo que volver, me he dejado dentro algo importante.
Un albañil ha levantado un muro donde antes había una puerta.
Doy un rodeo y entro por la parte que destrozó el camión.
Pero ya no veo nada.
Mi casa está vacía.
Reciclo el polvo y el aire.
Respiro, no demasiado intensamente.
A day in the life
Mi casa canta canciones insulsas.
IOLANTHUS
viernes, 5 de noviembre de 2021
SEQUÍAS
El final del Imperio Antiguo no tiene sus orígenes, ni mucho menos, en un agotamiento del Estado y sus recursos debido a una excesiva dedicación a la construcción de pirámides. En realidad el ocaso del Imperio Antiguo se inicia con la desintegración del orden central de la estructura del Estado acaecida durante el reinado excesivamente largo de Pepi II. Una vez concluido su recinto piramidal, el país se sumió en una inactividad que duraría decenios. En ese tiempo, los gobernadores de las provincias descubrieron que también podían gobernar y administrar sin necesidad de recibir órdenes del rey, y se fueron haciendo más o menos independientes. La administración central quedaría así privada de los recursos que antes había recibido de las provincias.
Rainer Stadelmann
Egipto. El mundo de los faraones.
KÖNEMANN.
Ciertamente, [V, 13] lo que podía verse ayer, eso desapareció;
la tierra se abandonó a causa de su esterilidad
e igualmente el corte del lino.
Los plebeyos, que pudieron salir, [V, 14] vuelven desolados
. . . . .
¡Ojalá, fuera el fin de los hombres!.
Que no se conciba, ni [VI, 1] se dé a luz,
entonces la tierra dejará de gritar
y no habrá alborotadores.
Ciertamente, uno se alimenta de hierba arrastrada en el agua.
[VI, 2] Para las aves no se encuentra grano ni hierba;
Es tomado . . . . . de la boca de los cerdos;
la cara, tú no la haces amigable hacia un hombre [VI, 3] bajo la hambruna.
LAS ADMONICIONES DE IPWER.
ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
EDICIONES EGIPTOMANÍA
Y siguiendo con las sequías...
En la Biblia, en el capítulo 17,18 de Reyes 1 Se habla de los enfrentamientos entre los sacerdotes de Baal y el profeta Elías por la capacidad de sus dioses de acabar con la gran sequía que asolaba la zona. Los sacerdotes de Jezabel son masacrados y Elías perseguido por asesinarlos. Gana Yaveh y al poco comienza a llover.
La gran hambruna en Francia puso en marcha la Revolución Francesa en mayo de 1789. Había una gran sequía que asolaba Europa.
https://www.lavanguardia.com/cultura/20210706/7579300/volcan-laki-islandia-erupcion-revolucion-francesa-libro-lucy-jones.html
A lo largo de la Historia siempre ha habido cambios bruscos en las sociedades por alguna causa natural o por falta de recursos que desembocan en hambrunas, guerras, pobreza y exclusión. En el incipiente siglo XXI no llegaremos a comernos a nuestros hijos como en el antiguo Egipto, ni significará el final de la democracia y libre pensamiento (esto último ya no sé que pensar). Parece que por encima de los Estados y sus políticas está la Naturaleza. Ella no nos necesita, pero nosotros a ella sí. También es seguro que estamos viviendo actualmente una guerra fría por los recursos materiales que nuestra fantástica tecnología necesita. Nos advierten de un gran apagón eléctrico. Unos dicen que no, otros que es muy probable. Cuando el río suena...no sé si agua lleva, pues empezamos el invierno con pocas lluvias.
Ahora que estamos tan preparados científicamente, ¿Nos salvará la ciencia de las próximas catástrofes?
IOLANTHUS 💚
martes, 5 de octubre de 2021
CUENTOS
Este blog, que se ha convertido casi en un cuaderno de múltiples historias, ahora reflejará una mezcla de cuento y re-que-te-cuento.
Había un cuento, en mi más remota infancia, que se llamaba<< El leñador y la luna>>. No contaré todo el cuento porque es muy conocido por sus muchas versiones. Recuerdo que el leñador era pobre y por supuesto no deseaba esta condición para sí, ni para su esposa. Tras varias peticiones de favor a la luna para que ésta le sacara de la pobreza, finalmente le concede una bolsa de la que el leñador podrá sacar dinero siempre. Existe una condición, si extrae cantidades con moderación, nunca pasará necesidad pero si lo hace con despilfarro no sólo se vaciará la bolsa y se empobrecerá sino que la luna se lo comerá.
Es de muchas personas sabido cómo acaba el cuento.
Mi mente empieza a establecer paralelismos, comparaciones, situaciones actuales de todo tipo y no dejo de imaginar un planeta Tierra que es la bolsa, unos recursos naturales que son el dinero, una humanidad con una forma de vida que despilfarra ese dinero, una sociedad llena de mentiras, una bolsa que se acaba. En este caso no hay ninguna luna que nos amenace con comernos, nosotros mismos somos la amenaza.
Es indudable que el planeta sigue su ciclo geológico, su ciclo de vida. Estamos acostumbrados a un clima más o menos benévolo, depende de que lugar. Hemos medrado a costa de esa tranquilidad que nosotros mismos estamos soliviantado. Ahora, por no haber sido moderados, el clima nos pasa factura. Las transformaciones climáticas que hubieran tenido lugar mucho más tarde las hemos adelantado. Y...¿Ahora qué? Ahora una crisis detrás de otra.
La luna no nos comerá pero nuestra avidez sí. Y es que no hemos aprendido nada de los cuentos de nuestra infancia.
IOLANTHUS.
Saturno devorando a sus hijos. Francisco de Goya y Lucientes |
domingo, 12 de septiembre de 2021
EN EL CIRCO
Un día despertó en el mismo circo de siempre, y ella ya no era la misma. Se miró las manos, las muñecas vendadas, las musculosas piernas, lo pies. En el suelo de arena, como el coso de una plaza de toros, alrededor suyo, en un círculo perfecto, las gradas estaban llenas de público que aplaudía con fervor.
Delante de ella estaba su pareja de espectáculo. Ambos saludaban a la gente sonriendo. El número había salido perfecto. La cogió por la cintura y la elevó por los aires como si fuera una pluma. Podía hacer lo que quisiera pues tenía el apoyo de su compañero.
Tiempo atrás esto no había sido así. A veces en los ensayos, discutían, se daban la espalda, se perdían y se encontraban y luego se amaban. Volvía el respeto, la consideración. Resurgía la armonía que les permitía acometer grandes equilibrios en las alturas.
Con el transcurrir de los meses su espectáculo fue ganando adeptos. El circo se llenaba y aparecieron los admiradores, personas con pretensiones de todo tipo: posesivas, sexuales, amorosas, platónicas, económicas...Ella se convirtió sin saberlo en una especie de imán para lo extraordinario. Las cartas de amor, los poemas, las flores, los regalos, todo se convirtió en una montaña de acoso con la que no podía ya vivir. Empezó a pasarle factura en las alturas. Su cabeza no estaba donde debía estar. Fallaba y perdía fuerza y autoestima. Su pareja de trapecio la propuso dejarlo por un tiempo. Ella no quiso. Tuvo que tomar una determinación. Demasiadas atenciones hacia fuera hacía que se ignorara por dentro.
Una noche se soñó a sí misma siendo la musa de un compositor de música. Le decía entre sollozos que la amaba. Ella también a él, pero no como necesitaba ser amado. La abrazaba fuerte contra sí y ella acariciaba su espalda con las manos adormecidas. Sin mover los labios le miraba y le hablaba con el hilo de los sueños que cosen escena tras escena. Le enseñaba las muñecas vendadas que atestiguaban que ella ya tenía pareja de trapecio, de saltos mortales que exigían atención. Mientras nada lo impidiese tenía la absoluta seguridad de que nunca la dejaría caer al vacío. Siempre estaría para sostenerla cuando cayese y sentía la necesidad de corresponder le de la misma forma, como tantas veces habían hecho tras años de piruetas en el aire. En el sueño el músico no se consolaba. La abrazaba más fuerte como si su figura fuese un globo que se desinfla y no puede ser sujeto con nada. Ella se escapaba, como se escapa el entendimiento cuando no quiere saber. Con un soplo le susurró que el vínculo entre el trapecista y ella era algo místico y sagrado que no se puede romper a pesar de haber sido bamboleado con arsenales de pretensiones sensuales. Tras pronunciar estas palabras en su mente, sin mover los labios, la escena desapareció.
Fue entonces cuando volvió a despertar. Se miró las manos, las muñecas vendadas y levantó los ojos hacia arriba y allí estaba él, su pareja de toda la vida esperando pacientemente a que se decidiera a saltar. Y saltó hacia arriba con más convicción y energía de la que nunca tuvo hasta entonces.
IOLANTHUS
lunes, 2 de agosto de 2021
ÉRASE UNA VEZ...
Tiene el corazón con las paredes de papel.
Grafitis en las arterias con el nombre de quien tanto amó.
La sangre borbotea dentro de las entrañas cuando imagina el cuerpo desnudo y la desnudez de las palabras que hasta sus fieros ojos llegaron.
En las paredes de papel de su corazón inflamado hay títulos omnipresentes,
firmados por Bukowski o Pizarnik.
Rúbricas de jinetes de la poesía que le latieron mientras le cabalgaban.
Circula por su alma algunas parábolas desgastadas que en su día fueron una fuente de incordio y un arreo hacia la felicidad.
Felicidad que pasó con suma fugacidad: fútil forma, fácil promesa, fértil cosecha que compartir con otros mundos.
Siempre repetía: -no digas que esto es un sueño.
Y no lo fue mientras en sus paredes de papel se escribían los versos que movieron otros microuniversos
hasta licuarlos en pura miel.
¡Perdonadme! - dijo después- ya no sé ni lo que estoy sintiendo. El corazón se me arruga y la sangre se me cae a los pies.
Hermosos recuerdos laten por sus venas, hasta caer en la cuenta de que ahora puede decir : -ERASE UNA VEZ...
Un corazón con las paredes de papel
IOLANTHUS
sábado, 10 de julio de 2021
EDUCACIÓN
Cuando entré en el centro de salud, me vino a la nariz un olor suave a desinfectante. Los suelos brillaban con el reflejo de las luces del techo. Esa luz me hizo recordar el motivo de mi visita al médico, una dichosa migraña que no dejaba que me concentrara en el trabajo y me ponía un humor de perros.
Llegué a la sala de espera. Había una mujer de mediana edad sentada con el móvil en las manos. ¡Qué daño está haciendo el Smart de los cojones! -pensé
Di las buenas tardes y ella levantando la vista del aparato me las dio a su vez. No pude evitar preguntarla si llevaba mucho tiempo esperando y ella muy amablemente me dijo que acababan de entrar dos personas en la consulta y le hizo suponer que nos tocaría esperar.
-Ya sabe como funciona esto.
-¡Oh sí, ya lo creo!
Tomé asiento a su lado y ella volvió a su móvil. Por el rabillo del ojo vi que leía un texto. Sentí una punzada fuerte en la cabeza y por reflejo me toqué la cara. Debí hacerlo de forma muy brusca porque me preguntó si me encontraba bien. Le dije la verdad.
-No, me va a estallar la cabeza.
-¡Oh, vaya, sé lo que son las migrañas!
Lo dijo en un tono dulce y consolador. No me importó que me diagnosticara tan pronto.
-Es espantoso ¿sabe? sobre todo cuando tienes que hablar para otros y concentrarte en lo que dices.
-¿Es usted periodista?
-¡Oh no!- me hizo sonreír- Soy profesor de Historia en un instituto de secundaria.
Abrió los ojos de par en par demostrando interés.
-Casualmente estaba leyendo la vida del emperador romano Augusto.
-¡Vaya que interesante! ¿Es usted profesora?
-No, no, no.-Sonrió- Yo trabajo en la limpieza de oficinas.
Por un momento me dejó descolocado y en mi cara se debió ver la perplejidad. Como si adivinara mi pensamiento dijo:
-Quizá piense usted que mi oficio, bueno , el trabajo con el que me gano la vida, lo que me da de comer no es compatible con la cultura.
-Oh, no, no es eso.- mentí.
Me dio otra dolorosa punzada en la cabeza y desee que el médico saliera a nombrarme. Me estaba desquiciando.
La mujer guardó su móvil en el bolso y comenzó a hablar muy seria.
-¿Sabe? no todo el mundo recibe una buena educación que le de un título para trabajar en algo que no sea tan duro como la limpieza. El trabajo en sí no es malo. Es la sociedad la que no lo pone en valor y le da la dignidad que merece.
-Estoy seguro- dije por cumplir.
-Mire, la educación la dan los padres, los modales. En los colegios se aprende a sobrevivir en grupo, siempre con el riesgo de la marginación por la causa que sea. Se les llena a las criaturas la cabeza con un montón de datos que después escupirán en un examen y después olvidarán. Algunos padres no dan abasto con la de deberes que tienen, otros ni se preocupan de enseñarles aunque sea un poco de ética que les ayude en un futuro laboral. Luego hay un pequeño porcentaje de criaturas que quieren saber, conocer y tienen la mala suerte de dar con padres y profesores que no son capaces de apreciar esto. La criatura se hace mayor hasta que en su ansia de conocimiento cae en sus manos un texto de Pico della Mirandola y entiende a través de ese filósofo que sólo uno mismo puede escoger entre ser un animal o un ángel. Entre ser un mal educado o alguien sensible a la cultura Humanista que le ayuda a situarse en el mundo para que el mundo no lo desintegre como individuo, al carecer de un título que acredite sus conocimientos.
Me dejó sin palabras. En cierto modo tenía razón pero habría mucho que matizar y yo no estaba para matices. Su discurso se encendió.
- Y ahora con tanto feminismo extraño y tanta política basura que se olvida de los problemas reales de las personas. Existen conflictos entre grupos de hombres que compiten entre sí y entre grupos de mujeres que se descalifican unas a otras. No se enseña a soltar cuando el amor se acaba y acaba en asesinato. No se enseña que las personas no son cosas, que sólo son humanas con sus defectos y virtudes. Y mientras tanto nos subimos al carro de las ideas de moda que no nos llevan a ninguna parte. No dan trabajo ni una educación saludable para el individuo.
De repente paró y yo seguía callado. Me estaba dando la brasa y se dio cuenta. Se abrió de golpe la puerta de la consulta y salieron los pacientes. El médico la llamó por su nombre, Aurelia.
Ciertamente alguien con sentido crítico. Se había hecho a si misma. Me hizo reflexionar. Empecé a sentir una responsabilidad abrumadora con mis alumnos. El dolor de cabeza se amortiguaba poco a poco. Salió de la consulta enseguida y sonriendo me dijo que sentía haberme dado la tabarra y que esperaba que me recuperase pronto. Educadamente le sonreí diciendo que estaba encantado de haberla escuchado aunque en verdad no lo sentía.
Dentro de la consulta, mientras el médico tecleaba en el ordenador quién sabe qué pensé en los alumnos de mi clase. Reconocí en mi mente todos los rostros y pude constatar que de todos ellos no recordé a ninguno en especial que tuviera ansias de saber. Entonces caí en la cuenta de que nadie me había enseñado a distinguir entre lo que es curiosidad o ganas de hacer perder el tiempo al profesor mientras explica el tema interrumpiendo cada dos por tres con preguntas que denotan que no se están enterando de nada.
Me quedaba mucho que aprender.
El médico me dio unos analgésicos muy fuertes y la baja.
IOLANTHUS.
martes, 8 de junio de 2021
TRES MUNDOS POÉTICOS
Cierta vez mi colega Kostia Kiula, carigordo, ojizarco, desmañado casi hasta la comicidad, declaró unos poemas que había escrito en prisión: se titulaban... El primer paquete, A mi esposa, Al hijo. En prisión, cuando no lees poesía, sino que la escuchas, una poesía escrita allí mismo, te importa poco comprobar si el poeta ha cuidado la métrica o si combina los versos con asonancias o rima clásica. Estás composiciones son sangre de Tu corazón, lágrimas de Tu mujer. Muchos lloraron.
ALEXANDR SOLJENITSIN
Archipiélago Gulag
<< La palabra poética, como el ala, es la condición para soportar el abismo, pues de lo contrario sólo quedan el vértigo y la caída>>
<<Me deletreo como un sueño silábico en la mirada con que me leen tus ojos>>
ROBERTO JUARROZ
Mi madre no escribía literatura. Utilizaba la escritura para escapar del mundo y su maltrato verbal. La comunicación con nosotras nunca fue suficiente. Algo quedaba por decir, sin comprender, algo que la dejaba insatisfecha y le reconcomía por dentro. La mayor parte del tiempo, estoy segura que tenía bellos pensamientos que si los hubiera expresado verbalmente se los habría llevado el viento. Ese Génesis del poema se apoderaba de ella y se lanzaba a la escritura como el adicto a la droga. Dormía a los demonios que la perseguían con palabras serenas...
YOLANDA ROMÁN
La libertad del liquen.
jueves, 20 de mayo de 2021
PÁJAROS DE BARRO
domingo, 9 de mayo de 2021
VENCEJOS
Ya han venido las embajadoras de la primavera.
Anuncian con su trinar que es tiempo de cría, de regeneración, de esperanza.
Siempre en el aire, sólo se posan en los nidos que forman donde pueden o donde las dejan.
Vencejos, las alturas dominan, vienen desde muy lejos.
Por la mañana su canto me despierta y justo antes del anochecer se avisan las unas a las otras "es hora de dormir".
Pero yo, alelada, no duermo. Espero a la luna coqueta que por el este se recuesta y crece. Ella me ilumina con su luz de princesa callada. Es reina y la gran dama. Los poetas a ella le piden gracia. De ella se enamoran desde las serpientes hasta las ranas.
sábado, 17 de abril de 2021
ÁRBOL EMPLUMADO
Como el árbol permanece sujeto por sus raíces a la tierra que lo sustenta,
así me siento yo.
Quise ser gaviota y acabé siendo tronco y flor.
En el borde de las ramas crecen plumas blancas apuntando hacia el cielo.
El último extremo de mi copa es, a veces frondosa y a veces seca y quejosa.
En el abismo de la noche, cuando los fantasmas ocupan el espacio de la flaqueza humana, no deseo ser árbol.
Al amanecer entiendo que podría ser talado. Inútil sería desarraigarlo, cambiarlo de tierra una bobada.
Es difícil ser árbol y gaviota.
Errantes son los versos, las palabras vuelan, las frases tienen fama de acomodadas.
Vagabundas son las hojas secas cuando de mi se escapan.
En el tronco, a la altura de un niño, tengo dibujado en la corteza un corazón adolescente. Dentro, varias iniciales han ido cambiando. Unas han dejado un profundo surco, otras ya casi se han borrado.
Quise ser gaviota y nací árbol.
Aún no está escrito que llegará el día en que seré solo pájaro y volaré tan alto que de mi no se verá ni la sombra.
Mientras tanto, anidan cómodamente las aves que van de paso. Las cobijo entre los brotes y las ramas. Según crecen, un poema les voy narrando.
Cuando se marchan del nido, llevan en sus tiernos corazones, los lamentos de un árbol herido, que quiso ser gaviota y fue tallo, así lo quiso para ella el destino.
Así, año tras año, de álamo a encina, de olivo a castaño, las aves pasajeras con dulcísimo trino van narrando, el secreto poema del árbol emplumado.
IOLANTHUS
Foto: Iolanthus.
PARQUE DE "EL CAPRICHO" MADRID |
domingo, 4 de abril de 2021
Leonard Cohen - Hallelujah (Live In London)
martes, 16 de marzo de 2021
LA SEÑORA TAMAE WATANABE
Tamae
Watanabe es una mujer japonesa de 73 años de edad. Nace en Yamanashi, una
localidad montañosa cerca del monte Fuji. Ella es noticia en un periódico
gratuito, La Gran Época, que se reparte en la ciudad, por haber alcanzado los 8.848m
de altura del Monte Everest siendo la persona de mayor edad en lograr esta
hazaña. Según, Assian Trekking, empresa que organizó su escalada, para ella es la sexta cumbre de más de 8.000m de altura. Fue acompañada por un oficial de turismo de Nepal, ya jubilado y once sherpas.
Me imagino a la señora Watanabe mirando
desde niña los montes de su localidad. Viviendo su secreto deseo de escalar siendo adolescente. Quizá la montaña la llamaba por su nombre. El silencio dominante sería el precursor del primer paso hacia la cima, donde el viento helado le traería recuerdos de sus primeros y fallidos intentos. El camino hacia la cima no carece de dificultades. Al llegar a la cumbre quizá solo viese nubes que bloqueaban la visión panorámica del lugar.. O quizá, quien sabe, lo que vio la empujó a repetir varias veces el mismo reto con otra meta. O quizá en cada subida se transformaba en una versión diferente de sí misma o era la misma persona puliendo sus energías.
Pocas cosas sabemos de la señora Watanabe. El diario sólo destaca la parte deportista. Poco habla de sus ayudantes que no carecen de un gran valor y responsabilidad. Un grupo unido con un solo fin.
El código sería " confianza" .
Dadas las dificultades que entrañan este
tipo de escalada, la señora Watanabe es, por derecho propio, un ejemplo de coraje,
perseverancia, y disciplina
Personalmente pienso que la vida en sí puede ser un Everest lleno de dificultades, retrasos y progresos. En la escalada hay tropiezos, agua fresca, heridas producidas por grandes resbalones que hacen que nos cueste continuar. Heridas que siguen con nosotros y que nos acompañarán siempre. Cuando supuran el dolor del pasado nos impide el avance. La cima del Everest es la meta de los que se atreven a desprenderse del pasado, a ser consciente de cada paso que se da. Si el paso es equivocado, aunque duela hay que rectificar. El Everest es uno mismo o una misma.
En definitiva, la hazaña de la señora Watanabe nos muestra como hay que ser valiente y despojarse de aquellas cosas que llevamos en la mochila que nos hacen más difícil la escalada. Habrá ocasiones en que nadie entienda por qué escogiste una cima difícil en vez de otra más hermosa. Cada uno, cada una, en su empinada senda, sabe por qué, y no le importa no ser comprendida o entendido.
Cada uno de nosotros, mientras vayamos escalando grandes
laderas, sería deseable y beneficioso que no perdiéramos la perspectiva.
Para ejemplo, la señora Tamae Watanabe.
IOLANTHUS
sábado, 27 de febrero de 2021
LA TORTUGA
Se repite una imagen en el fondo de la psique:
Una tortuga nada en un balde de zinc.
Asoma la cabeza sobre el agua, respira, siente el sol en la piel. Agita sus pequeñas patas y sus uñas arañan el balde. Cree que ya casi está a salvo, que va a salir, que encontrará fuera algo de reposo, algo de luz.
Pero después de agitar las patas un buen rato, cae en la cuenta de que sus uñas no agarran el borde, una y otra vez resbalan. Por más que lo intenta nunca llega a salir del balde.
Cansada, la tortuga, se deja caer al agua. Hunde su cabeza, su caparazón, sus entrañas.
Estar sumergida no es desagradable, pero no se conforma. Dentro del agua se amortigua el sonido, no hay armonía, sólo el frio devenir de los días.
Con el tiempo, la tortuga, vuelve a reunir fuerzas. Asoma la cabeza fuera del agua. Instintivamente busca la luz porque no recuerda que está en un balde. Su naturaleza buscadora se impone, la empuja. Y una vez más vuelve a intentarlo.
IOLANTHUS
domingo, 7 de febrero de 2021
If ye love me - Tallis - Tenebrae conducted by Nigel Short
13. Bien es cierto que
el Salvador la conoce perfectamente
14. Por eso la amó más
que a nosotros.
EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA, FOLIO 18
APÓCRIFO GNÓSTICO ED. OBELISCO,
JULI PERADEJORDI.
MARÍA MAGDALENA
Todo el pueblo hablaba de él, en el lavadero, en el mercado. Los pequeños grupos de escribas se juntaban para hablar de la ley, hacían gestos de rasgarse las vestiduras. Ella llevaba varios días observándole, de espaldas y a distancia. Atraía a la multitud de toda condición y también a ella, sin saber muy bien por qué abrigaba interés hacia el hombre que decía cosas poco oídas.
Cuando nadie solicitaba sus servicios se veía en la necesidad de escucharle. Un cliente de los que solían visitarla le habló de él. “¿Has visto a ese farsante que congrega a esos tontos?”. “¿Qué farsante?” contestó ella. La pregunta se quedaba sin responder. A una mujer no merecía la pena darle conversación. ¿Qué iba a saber una mujer de lo que se discutía en el Templo?
Muy serio, el hombre se ciñó el manto. Con las manos sucias le dio una moneda y salió de la casucha diciendo que quizá volvería. Ella, mientras se vestía, pensó que la próxima vez le obligaría a lavarse si quería tocarla, aunque bien sabía que no le haría ni caso. Apoyada en el quicio de la puerta vio como una multitud se agolpaba calle arriba. Se dio cuenta de que eran muchos los que le nombraban. No parecía otro de tantos rabinos y al final la curiosidad pudo con ella. Así que salió a ver quién era el hombre que tenía la capacidad de reunir a la multitud y de estar en boca de todo el pueblo.
Con el pasar de los días, cuanto más le escuchaba, más necesitaba estar en su presencia. Guardaba las monedas que podía, las suficientes para subsistir un par de días sin trabajar. Después salía buscarle como si con ello contemplara lo más hermoso del mundo.
La tarde que por fin entendió lo que decía el Rabí se le llenó el corazón de lágrimas. Esa noche y al día siguiente ya no pudo atender a ningún hombre. Supo por los mercaderes que iban hacia Damasco que sus amigos y el estaban invitados en casa de Simón el fariseo y sin pensarlo, con el poco dinero que tenía compró un tarro de nardo y fue en su busca.
Vio que el Rabí entraba en casa del fariseo rodeado de sus amigos. Sintió vergüenza de perseguirle pero terminó colándose por la puerta del corral. buscando la sala se fue hacia él. Cuando la vieron llegar empezaron a murmurar y a escandalizarse. Unos decían cómo era posible que se acercará tanto al invitado y empezara a llorar. Otros que no sabían su nombre, la llamaban pecadora, otros la vieron caer de rodillas a los pies del invitado, otros porfiaban en que era hermana de María y Lázaro.
Mientras abominaban de su presencia a causa de cómo se ganaba la vida, el Rabí cogió su mentón, la miró a los ojos y le habló al corazón sin abrir la boca “Yo te conozco, no te juzgo”. Alzó la voz a los que allí estaban para increparles que mientras ellos protestaban por el origen de la mujer o por el valor del perfume, ninguno había lavado sus pies y en cambio ella lo estaba haciendo con sus lágrimas. Callaron de tal forma que sólo se escuchaba el gorjeo de las palomas. Mientras, ella le secaba la piel con sus cabellos y se los untaba de perfume de nardo. En su corazón percibía un atisbo de lo que iba a sucederle. Desde entonces le siguió a pesar de los reproches de sus discípulos.
Ella que creía que los hombres la amaban. Sin embargo aquel día, comprendió que lo que hacían con su cuerpo nada tenía que ver con lo que el Rabí le dijo con la mirada. De ser una mujer indigna se transfiguró en un alma dichosa porque amaba y se sentía amada. Ya no tuvo necesidad de vender su cuerpo, ya nunca le faltó el pan, el la proveyó de todo lo que necesitaba.
Después conoció a las otras Marías, que como ella siguieron al grupo pues le consideraban digno de la más ferviente atención.
IOLANTHUS
viernes, 22 de enero de 2021
MNEMOSINE
When I am laid, am laid in earth. May my wrongs create
No trouble, no trouble in thy breast;
Remember me, remember me, but ah! forget my fate.
Remember me, but ah! forget my fate.
domingo, 3 de enero de 2021
LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Cómo explicar lo que no se ve? ¿Qué lenguaje puede hacer visible lo invisible? ¿Cómo describiros un artefacto que mi vista jamás pudo contemplar?
El nuestro no era un laboratorio como los demás, al menos al principio. Quiero decir con esto que carecía de ordenadores, probetas, microscopios etc. El nuestro era un laboratorio mental. Lo cierto es que Andrés no confiaba en nadie ni en nada y menos en aquello que pudiera ser susceptible de ser hackeado, infectado o copiado etc. Ni discos duros ni pen drives ni ningún tipo de soporte digital. Increíble ¿verdad? Sí, pero sus razones tenía, además de una memoria prodigiosa. Andrés tenía y tiene enemigos y uno al que podría llamársele Doctor Zito. Yo era o lo sigo siendo, no sé una especie de secretaria que ponía en orden sus pensamientos, sus cuadernos que eran muchos, sus diseños, sus dibujos, dudas, fórmulas y angelitos mofletudos. Él hablaba en voz alta conmigo y así al escucharse a sí mismo, le ayudaba a resolver sus dudas. Andrés escribía a mano. A veces entraba en una especie de trance escribiendo páginas y páginas hasta caer rendido. Me conoció en la Universidad cuando cursaba el último año de física cuántica. El daba clases de matemáticas a los de primero. Un día perdí mis apuntes de física que por suerte llevaban mi nombre y él se dedicó a buscarme por toda la universidad hasta que dio conmigo.
-Srta. Olenska? ¿Marta Olenska?
-Sí-dije yo.
Y me devolvió los apuntes que busqué por todas partes durante días.
Emocionada le pregunté dónde los había encontrado y me contestó que en la biblioteca.
Después de aquel encuentro se tomó muy en serio mis trabajos. Salimos juntos y después de intercambiar varias ideas sobre el tiempo y el espacio decidimos colaborar en su proyecto.
Del laboratorio amanuense, pasamos al físico. Recibió una beca y se volcó en la invención de la máquina del tiempo. Lo tenía todo en la cabeza. Y fue depositando poco a poco y de manera física todos sus conocimientos en el prototipo. Nos encerramos en una nave industrial en Valladolid. Nadie sabía nuestra ubicación, ni siquiera el D. Zito que ya empezaba a darnos muestras de acoso. Él, es dueño de una gigante tecnológica, imaginaos si llegara a sus manos el proyecto de Andrés y mío.
En la nave, discreta y oscura trabajábamos hasta tarde. Andrés no me dejaba ver lo que hacía. Aseguraba que era por mi seguridad, pero aquello me dolía pues yo también estaba aportado ideas al invento. Día a día, como un dictador, me ordenaba y yo por tal de contribuir al gran proyecto cedía terreno.
-Ya verás, Marta, iré directo a los acontecimientos más importantes de la humanidad. Encontraré la verdad. Obtendré respuestas del futuro y conduciré al planeta al mayor bienestar que jamás haya conocido.
-Es muy gratificante todo lo que dices, pero ¿no crees que estás jugando a ser Dios?
No me contestó y le dije que me gustaría ir con él. Me dijo que no podía ser pues sólo había un asiento en el prototipo.
De alguna manera asumí que no haría el viaje. En nombre del bien común y la humanidad no estorbaría el invento. Mientras, pasaban los días y apenas dormía, se alimentaba de porquerías y refrescos de cola y como un poseso garabateaba en el papel cosas que yo ya no entendía. Me perdí y él se negó a explicarme de qué trataba sus nuevos descubrimientos.
Yo veía la máquina desde lejos como si fuera una sombra chinesca. Apenas distinguía una forma voluminosa mas no podía acercarme. Le dije que me avisara cuando estuviera listo para partir y él me prometió que lo haría, pero no lo hizo.
Fue una madrugada. Mi camastro estaba al lado del suyo. Me quedé dormida como siempre oyéndole trastear. El clic clac, el sonido de una turbina sorda, el rasgado de un papel…
Un sonido brusco y seco con una luz intensa me hizo despertar. Abrí los ojos. Era de madrugada, el reloj marcaba las 4h y 05’ Tan sólo había transcurrido diez minutos desde que cerré los ojos. Entonces le vi delante de mí. La cara gris y desencajada. El traje ignífugo estaba hecho jirones. Me miró con los ojos tristes cual si viniera de un funeral. Se dirigió a su camastro dando unos pasos cortos, urgentes quizá desesperados y se dejó caer en la cama. Supe que algo grave había pasado. Le dejé dormir. Intuí que había puesto la máquina en marcha y cuando decidí ver si era cierto descubrí que mis sospechas estaban justificadas.
Diré que allí había una silla giratoria, restos de hollín en el suelo, papeles quemados por todo el suelo, olor como si hubiera habido allí una fundición de metales.
Estaba rabiosa y me sentía impotente. No lloré, ese mamón no lo merecía. Me había utilizado y después con la promesa de mejorar el mundo me dejé llevar por un puto loco. Fui a su camastro llena de furia, con la intención de sacarle del sitio a patadas. Entraba la luz del día por la ventana y pude ver su rostro con claridad. Me paré en seco y mi pierna se quedó al borde del colchón. Le faltaba la nariz, los dedos de ambas manos y los de los pies. La piel estaba lisa como si nunca hubiera tenido esos apéndices.
Me asusté y salí corriendo de allí.
Ahora estoy escondida. Me buscan, lo sé. Quieren respuestas, sobre todo el D. Zito. Yo también necesito respuestas.
IOLANTHUS